Su aroma y su sabor
son extremadamente fuertes, picantes y ardientes y al probarlo es amargo
dejando una sensación de frío en la boca que hasta adormece nuestros sentidos.
Se utiliza en dulces y en recetas saladas. No falta en nuestro dulce de lechosa
(papaya), en muchas de nuestras recetas de bizcochos, en las preparaciones del
repollo morado o col lombarda, y en la sazón de carnes de cerdo. Es importante
utilizar este condimento siempre en pequeñas cantidades, ya que, por ser tan
potente, podría dañar tu receta.
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